jueves, 1 de julio de 2010

EXPAÑOL

Sí, sí, desde el pasado 29 de junio, por saturación y exceso. No es que vaya a quemar mi DNI (aunque ganas las hay, nefando instrumento de control y estabulación social del que pocos y dignos países se libran) ni expatriarme exteriormente, pero sí interiormente. Me declaro ateo de España, increyente de mi nación (con minúscula, sí) y objetor de mi patria.

El porqué. Días ha, el 29 de junio, se escenificó una parodia monumental. Leáse. O recuérdese. Una caterva multitudinaria y amorfa volvía a embadurnarse de banderitas, banderolas, banderotes, insignias y demás parafernalia al uso, no para significar adhesión a un país, sino para regocijarse, refocilarse y disolverse en las venturas y desventuras de un equipo de fútbol, para llorar, reir, emocionarse y, sobre todo rugir, con las vidas y afanes de otros. Ocultando y olvidando su propia vida, haciéndose amorfa (perdón por la redundancia) masa, fingiendo dar importancia al sentimiento nacional para olvidar sus propias miserias.

El fútbol, el Mundial, se han convertido en lo mismo que las tertulias y programuchos hediondos del visceral mundillo rosa, una huida hacia adelante, una brutal escapada del propio mundo, una dejación del yo para experimentar las vidas de otros. "La vida no vivida es una enfermedad de la que se puede morir", decía Jung. Quien quiera entender que entienda, quien desee sentirse ofendido que lo haga, pero he de decirlo: el fútbol es hoy por hoy, refugio para los que desean sentirse deficientes mentales por un tiempo.

Y por otro lado.... Mira tú qué casualidad, el Tribunal Constitucional, después de cuatro años de embarazo, pare el mismo día una Sentencia que ratifica que España ya no es una Nación, al sancionar la mayor parte de un Estatuto que deja a la Constitución hecha unos zorros, violada por todos sus agujeros. Pero eso da igual, ¿verdad? No veremos banderitas, banderolas, banderotes, insignias. No, a todos los que fingían sentimientos hacia su país se la suda lo que le ocurre a ese país. Tenemos una sociedad hemipléjica, lanar y sin capacidad de reacción, que prefiere mirar a otro lado.

Por eso deserto. Seguiré apreciando la Historia y las gestas de España, su contribución a la Civilización y el progreso en muchos campos, pero ya, finito, se acabó. Mi lado anarquista (individualista, sobra decirlo) ha terminado imponiéndose. Mejor, preocupaciones que me quito de encima.

2 comentarios:

  1. A los gatos no nos interesa el Mundial! Preferimos preocuparnos de nuestra ración de " pienso"( y nunca mejor dicho) y que nuestra mantita( que no bandera, bufanda o similares) esté mullida. Y ese sonido atronador....por el amor de Bastet, que tenemos el oído muy sensible!

    Gata triste y azul.....de ira.

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  2. Ea, y al que se acerque con tonterías, arañazo

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